CAMARON QUE SE DUERME, se lo lleva la corriente



Vivir en el D.F. ha sido tremendo.
Desde la sorpresa de ver esa extraña procesión de San Judas Tadeo, que sigo sin entender como tanta gente cree en un santo que no los saca de pobres de generación en generación; pero bueno como me dijo un día mi hermano: -el gran problema de México es que fue educado por la iglesia... y si, creo que es así.
El incomparable sabor del pan dulce, ¡realmente es bueno!. Culpable de que en los primeros tres meses subiera de peso casi 4 kg.; afición que se terminó cuando los jeans empezaron a apretarse y me dije: -mi misma terminaras con cintura de rotoplas a este paso, ¿eres hombre o payaso? Así que a voz de ya, terminé el habito del pancito a media tarde que si, yo pecador me confieso a dios que una tarde llegué a zamparme hasta tres piezas del pan recién horneado de la panadería de a lado la muy cerdisima. Y que no dormí esa noche de la culpa inmensa por tragar tanto. Que el pobre de JL sufrió semanas de mi amargura por el peso ganado y terminó regalándome una basculita y una bici fija para que le dejará en paz mi anoréxica conciencia.
Pero mi momento más mas emocionante fue cuándo llevada de la mano de JL conocí todos los negocios que rondan el zócalo; ¡mi madre! fue una experiencia religiosa. Todos esos productos en un solo lugar ubicados y súper baratísimos. En fin encontré el tesoro escondido de Moctezuma. Hasta aquí todo era bello y hermosos, bueno soy dada al “hágalo usted mismo” y aprendo rápido, sobre todo en cualquier proceso que tenga que ver con estética.
Bien, encontré una tienda donde venden madre y media de cosas para estéticas. Alucine; así que llegado el día de retocar el negro de mi cabello, decidí no volver a pagar los setecientos pesos de tinte y barniz, me lancé al centro y wow wow wow por solo doscientos siete pesos compré el tinte, el barniz y lo mejor una súper mascarilla reestructurante de alfaparf. Llegué a casa realizada sintiéndome en la cima de la montaña.
Aplique el tinte negro que quedo intenso, acto seguido aplique el barniz que me dejo el cabello brillantísimo como espejo (según dice la publicidad del producto) y mientras hacia tiempo del proceso me lance al internet a leer las bondades de la mascarilla de alfaparf.
-¡Oh decepción, decepcionante! Siempre que haya bobos habrá engañabobos. Este producto no existe en la línea, ni los tintes que vi en el aparador...
Si, mi cabello luce ultrabrillante, sano e hidratado. Piratisima la mentada mascarilla pero efectiva. Ahora creo que el D.F. es la ciudad de los milagros, hasta lo que no es real es tangible aquí.
Ahora creo firmemente en el slogan de cartón network:
- Cartón network, después de México, el lugar con los mejores personajes.








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