JALA MÁS UN PAR DE TETAS que un par de carretas



Ya tenía rato que no andaba en estos trotes de andar cubriendo expos; sí, reconozco que hace años me encantaba. Entre las mil madres que te regalan y las muestras para degustar, el día se iba volando. Sí quedaba agotada de contestar no una, mil veces, la misma pregunta que más de un listo formulaba creyendo impresionar con ella.
Y uno con su sonrisita pensando “otro tarado haciéndole al ingenioso” contestaba muy amablemente. Son bárbaros los hombres cuando andan de galanes, rara vez impresionan y eso sí, hay que reconocer que es cuando más se les encaja el diente, recuerdo uno en especial que insitía e insistía tanto que termino pagando una comida en el restaurante mas caro cercano a la expo y a media comida se le cayó el teatrito porque le llamó su vieja, ja el pobre tuvo que pagar la cuenta y encima escucharme decirle una y mil cosas por mentiroso.

Este fin de semana estuve en Exprotur Vallarta; el Centro Internacional de Convenciones está impactante, lamentablemente pocas personas que viven alrededor saben de su existencia, le falta difusión.
Con las prisas del viaje y la idea de ser práctica me lleve muy pocas cosas, tan pocas que apenas llegué a Vallarta me di cuenta de mi tamaño error: dejé la plancha del cabello, la pasta dental, la toalla; ja ja ja, casi casi sentí que entraba a un curso de supervivencia.
Tuve que amargarme el día renunciando a mis aires de sirena e ir como cualquier mortal, y esto es grave, gravísimo, siendo muy honesta, porque he de confesar que en esto de las expos uno anda como pavo real checando qué stand esta feíto, que edecán esta gordis, cual tiene mala pierna para traer minifalda, cuál tiene cara de cuanto y porque tan caro.
La muy mensa olvidé hasta los tacones, tuve que aventarme el evento con mis botitas del diario; sí, al día siguiente salí volando a un centro comercial a tratar de reparar el daño, pensé: ¡ah, qué mas da! Me compro unas alpargatitas lindas y al menos el porte queda resuelto; pero, ¡ay dolor de dolores!, los precios en Vallarta son altísimos y esta vez me dolió el codo gastar en ello. Entre otros olvidos estuvo mi tratamiento para el cabello, así que además de estar por enana tuve que fletarme la expo completita con un cabello que parecía medusa.
Esta vez terminé el primer día con los pies peor que tortas de chinchayote, con el malestar de la blusa que no cerraba el botón a la altura del pecho; ja ja ja, hace dos años me hubiera reído y pensado que eso nunca me pasaría. La realidad es que los años llegan y con ellos la madurez. A pesar de no sentirme sirena de expo, me dio gusto que no he perdido mi toque para explicar y guiar a los interesados en nuestros productos; no sólo eso: el trato fue por mucho mejor.
Descubrí que puedo ir y venir sola; antes ni loca me movía sin alguna compañera de equipo.
Sin glamoures, ni plataformas, ni pantalones entalladísimos me gusta más Karini hoy. Me gusto conocedora de mis talentos y mis alcances, me gusto sin el ansia de ser la más nalgona del lugar, me gusto así simple y tranquila.
Curioso así de en paz es cuando más personas se han acercado y he encontrado grandes amistades. Son buenos los años.

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