NO POR MUCHO MADRUGAR, te amanece más temprano


Sábado, ¿y yo? sintiéndome triste y mas sola que el último unicornio. Llevó ya tiempo reflexionando, desde niña fui más bien aplicada, en mi adolescencia, por consejo de una tía, me la pasé leyendo, así que cuándo llegue al asunto esto de los emparentamientos, todo me tomó por sorpresa. Y desgraciadamente, mis errores los he pagado caro.
Cuándo asistía a las fiestas, nadie se me acercaba, de verdad, llegó a ser tal mi frustración, que frente al espejo imaginaba como acercarme a algún despistado. Por fin, llegué a la universidad, dónde tuve un buen grupo de amigos, eramos como hermanos, ibamos a todos lados juntos, hasta de vacaciones. Pero como buenos hermanos, no había nada de asomo de algún tipo de sexualidad.
Después vinieron, mi boda secreta, mis hijos, mi divorcio, otras parejas y fué hasta entonces que empecé a transitar estos truculentos caminos.
Mi relación previa a JL, fué mas bien como la prueba máxima de Al limite. El dr freak es médico, cirujano y dueño de un pequeño hospital en un pueblo, bueno allá dicen que es ciudá. Empecé a trabajar con él y lo que comenzó como pláticas de simple ocio, terminó con fuga de parte de el, que dejó colapsado el pueblo, perdón la ciudá.
Empezamos a vivir juntos, en una casa que carecía totalmente de muebles, nuestra cama se hacía con cuatro cojines, al principio para mi era divertido, el dr freak tenía un ingenio e irreverencia por las cosas, que me botaba de risa.
Desgraciadamente, lo que al principio fué encanto, poco a poco se deformó, en el nombre del amor, me pidió que cambiara, ya no podía hablar con nadie. Primero fueron cosas sencillas, después más y más, al final si me negaba, ya sabía que me dejaba de hablar por días, con la idea de estar bien y llevar la fiesta en paz, terminé cediendo todo. Mi único contacto con el exterior era él, cada vez le daba más de mi, hasta que me perdí. Todos las noches llegaba y con la idea de relajarse empezaba el desfile de chelas, ya no hablaba, cada vez que lo hacía me iba mal.
Rápidamente se amuebló la casa, me llenó de lujos y también de malos tratos, cuándo me sentía incapaz de moverme, huí. Fué una noche que el dr freak intentó hacerme una abdomenoplastía sin anestecia y con utencilios de cocina, corrí,  tomé lo que estuvo al alcance de mi mano y regresé a Guadalajara, dejé atrás todo, mis libros, recuerdos, fotos, ropa, y sueños de amor. Dejé mi titulo de duquesa de Tenancingo, así me llamaban mis hermanos, por las extravagancias en las que vivía, una vida llena de lujos y sin embargo miserable.
El sabado me sentí sola, porque, es dificil hablar de esto, y mucho más seguir adelante con las cicatrices que te recuerdan La prueba máxima. Hasta antes de mi ducado, solía criticar ferozmente a las mujeres maltratadas. Es dificil sobrevivir a un maltratador, no puedes vivir sin el y tampoco con el.
Creo que nunca hice mal a nadie, como para merecer esa experiencia, es muy dificil perdonarse a si mismo.
La vida tiene una forma muy consistente de enseñarme, me ha tocado vivir cuánta cosa he criticado en otros. Asi que, ya no voy a criticar a nadie que esté pasado de peso y vaya féliz luciendo su cinturita rotoplastiana, no sea que para mis angustias, también termine viviendo eso.

56% de las mujeres maltratadas físicamente viven con miedo emocional o psicológico
35% de esos casos la intimidación es generada por celos
37% de las mujeres tienen miedo a decir lo que piensan

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Karini, me identifico tanto contigo. Yo me fui de casa a vivir mi vida a los 18. Me quité la rancia escala de valores de mi encumbrada familia como si fuera un vestido viejo y publiqué tres libros, dos con premios nacionales, antes de los 30 años. A los 32 tuve la gracia de embarazarme y creer que mi vida sería mejor al lado de un hombre que decidió mudarnos a Estados Unidos. Ahora vivo una especie de secuestro. No tengo visa de trabajo, todo el dinero lo maneja él y él paga todo. Tengo todos los lujos pero en mi minivan del año hay sólo un cuarto de tanque de gasolina para que no llegue muy lejos. No tengo acceso a sus cuentas. No tengo comunicación con mis padres desde que me fui de casa. No puedo dejarlo sin perder custodia de mis hijos. Estoy atrapada.