Conocerse no es morirse


Como algunos ya saben, MUNDANA magazine está en línea. Con el concepto de dossier trata en su primer número el tema de la INFIDELIDAD.
Para los que no se habían enterado, aquí les agrego el link, para que muy amablemente nos apoyen leyéndonos, comentándonos y recomendándonos:
http://mundanamagazine.blogspot.com
He leído y escuchado tanto del tema, que creo que sólo hoy seré honesta en cuanto a infidelidad femenina se refiere. Seré la más honesta de las deshonestas, jajajaja.
Las mujeres hemos tenido que adoptar el papel de castas, porque nunca falta el macho que pone cara de asombro si una les confiesa a manera de travesura sus andanzas. Es por esto que los números no les cuadran ni les van a cuadrar nunca. ¿Si hay X número de hombres infieles, porque hay tan pocas mujeres infieles? Aaaaahh, porque una siempre dirá que no lo es.
Sólo es infiel quien reconoce serlo, dijo mi madre un día que me quejaba con ella. Y tiene razón, es como cuando estas en un juicio si te declaras culpable, ya perdiste.
Bueno, cuando me divorcié comencé, de acuerdo con mi psicóloga en turno, mi segunda adolescencia. Ah, cómo le di vuelo a la hilacha, vivía en un departamento sola con mis hijos, pero los días y noches que se iban con su papá, eran mis días libres.
Generalmente a esas alturas del partido una ya no anda de novia, y no pongamos cara de sorpresa. Como mujer ya no tenía la angustia de entrar en el rankeo de esposa admirada o futura madre. Esas asignaturas las había pasado ya, así que el que pensaran mis pretendientes era lo de menos.
En un dos por tres me llené de amigos, porque muchas de nosotras, así les llamaremos siempre; por obvias razones, primero porque una no está buscando volver a casarse, ni mas compromisos. Con los ya adquiridos es suficiente, así que el celular se vuelve indispensable para recibir y responder mensajes a diestra y siniestra. Hay que ser hábil en este asunto; digo, a mí me pasó que le envié un mensaje a otro amigo y me tuve que inventar un culebrón tipo Televisa para explicar que quería decir con esa respuesta. Y esto, lo sé, es cosa frecuente.
Bueno, tenía mi top de amigos, y según los planes elegía. Estaba Don Galleto, El Rey Pirata, Adrian 1 y 2, mi novio de México, Don Banamex, el chileno, y perdonen si de alguien me olvido. Así que en ese momento de mi vida me di cuenta que era una lástima que una no pudiera ser abiertamente amiga de todos y ellos amigos entre sí; no dejaba de pensar que uno y otro, si se conocieran, se la pasarían también muy bien, que estaría ideal salir todos juntos y sí, por qué no, juntas. Todos en una armoniosa hermandad. Así, si una tenía ganas de esto. pues salías con éste y el otro no se te indignaba… Pero, malamente, creo yo, nunca sucedió. Por demás, pero más vale, no era cuestion solo de salir a echar patín, la mayor de las veces buscaban alguien que les escuchara y estuviera al pendiente de pregutarles por tal o cual asunto. Basicamente compañía y sentirnos que alguien llevaba registro de nuestras historias.
Mi terapeuta extendió las sesiones de 45 minutos a dos horas; se la pasaba feliz con mis patoaventuras; al final hasta me recomendaba a qué lugares nuevos asistir. Un día ella me comentó un tanto preocupada que no terminaba de saber si era bueno o malo, pero que yo tenía la capacidad, contrario a cualquier paciente antes tratado, de vivir un aquí y ahora absoluto, tanto que como psicóloga debía estar tranquila. Pero como persona le preocupaba que nunca pensara en planes a más allá, como formar una nueva pareja o comprar una casa. Lo de la casa sigue sin estar en mis prioridades, sigo viendo la palabra de casa-propiedad como ancla, no hay más.
Si tengo una casa a mi nombre, no me puedo cambiar de lugar o de estado o de país. ¿Quién dijo que no? Una nunca sabe. También el problema de esto es que me cuesta un trabajo tremendo comprometerme con mis parejas. Digo, ¿y si mañana me desenamoro?
Total, un día conocí al próximo ex señor de Apodaca, jajaja, así le llamábamos mi hermano Bernardo y yo. Muy felices salimos a comer. Ese día, yo no sé qué fiebre rara cayó en Guadalajara, pero todo mundo me llamó, presente, pasado y futuro al mismo tiempo llamando como descocidos. Al finalizar la tarde mi nuevo amigo muy civilizadamente me dijo: "Yo entiendo que como mujer soltera tengas una que otra vela por ahí, pero jamás pensé que lo tuyo sería un pastel para el Bicentenario".
En fin, la segunda adolescencia terminó. De esos tiempos me gustó ser libre de poder quedarme en casa a leer o trabajar hasta noche, sin distraerme en atender a nadie. Me gustó la versatilidad de la compañía. Claro, hasta tanta libertad cansa y un día quise ya con calma buscar y encontrar a the one.
Pero esto que ahora confieso nunca sucedió, jamás hice esto. Soy una mujer casta, monógama y demás adornos que ustedes hombres desean escuchar.

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