Querido blog:

3 de marzo del 2011... Hoy odié a todas las viejas traumadas, ¿estoy traumada?

Hace algún tiempo inicié un blog y me gustó, porque al escribir mis ideas me permite analizarlas; con el simple hecho de darle forma y organización a mis emociones y pensamientos puedo irme a dormir tranquila.

Después llegó la idea de retomar el proyecto del magazine en línea que había sido Ópera en otros tiempos y, hace algunos meses, comencé a sentir pánico al escribir mi blog.

Primero, porque este espacio no tiene otro principio que hablar de una cotidianidad que no pretende guiar y mucho menos podría entrar dentro de un texto en forma.

Así que es por esta razón que finalmente, después de cavilar sobre el tema, logré decidirme de una vez por todas en regresar a mi carácter de bloggera.

Las últimas dos semanas, no he escrito en él porque apasionada con mi nuevo trabajo, estaba volcada en él.
Cada trabajo que he tenido, ha sido un juego disfrutable, tal vez por mi manía de vivir aquí y ahora puedo encontrar en el un aspecto lúdico que disfruto.

Mis actividades laborales giran en actualizar la edición en el web, la proyección del mismo en redes sociales y en la venta de publicidad.

Desgraciadamente soy una persona que no se conforma ni se limita en cubrir exclusivamente lo que se me asigna; la empresa donde recién ingresé tiene un problema serio en la actualización del manejo de herramientas on líne tan básicas como un compresor de archivos o el uso de un FTP para el manejo del servidor. Y creo que esto de ser una méteme en todo me ha dado el día de hoy mi primer sinsabor.

Todo inició cuando la revista impresa se retrasó dos números, situación que hoy no termina, la revista de febrero aún está en revisión. Y con el fin de ayudar me ofrecí a cubrir actividades a las que no estaba asignada.

Creo que esto no fue muy bien visto y todo lo que en un principio fue una buena intensión terminó generando un enojo entre mi compañera de trabajo y yo.

El fin de semana pasado mi colega me solicitó un nuevo diseño para la publicidad de un cliente, que además de tener todo un año con el mismo anuncio tenía mal los datos. Generé el diseño y envíe por correo la propuesta tanto a ella como al director de nuestra empresa; aclaro, no al cliente.

El sábado tenía las primeras modificaciones por parte de mi director, pero fue hasta el lunes por la noche que aparecieron las correcciones de mi compañera, y tal vez inocente o estúpidamente de mi parte se me hizo fácil comentarle que le enviaba la última propuesta, porque ya se habían hecho cambios sobre la primera.

Al día siguiente me encontré a la que en otros días había compartido conmigo oficina con una cara enorme y muy a disgusto me informó que ya había solicitado una junta porque no le parecía el rumbo que estaban tomando las cosas. Hay que ser idiota si no caía en cuenta que su disgusto se había generado por algo que yo había hecho.

Soy el tipo de persona que cree que se puede solucionar todo hablando con la persona antes de salir disparado a solicitar una junta. Y sí, en efecto, ella no estaba de acuerdo en que se le hubiese brincado...

¿Brincado? La publicidad no se envío al cliente, estaba en espera de la aprobación de los dos receptores a quienes la envíe. Y a pesar de que la recién brincada no había dado señales de vida hasta el lunes por la noche, porque estaba ocupada adelantando el trabajo para cerrar  febrero, aun así tuve que aclararle que no estaba en espera de sus correcciones y que a mí nadie me había indicado que al jefe no se le enviaba ninguna propuesta que ella no hubiese autorizado.

Hoy fue la dichosa junta donde nuestra editora justifica el atraso editorial a la falta de apoyo en ventas y sus erratas graves y no tan graves porque los demás no se pusieron atentos a revisar el borrador que envió.

Afortunadamente, digo, al menos a mí nunca me envío borrador a revisión, de otra forma también sería culpable de las erratas y, la verdad, nunca ha sido mi deseo que a un mes de haber ingresado a la revista sea ahora víctima de mi ineficiencia y se vea reflejado en su demora.

Uffff.... qué delicia volver a éste, mi espacio.

Comentarios

Javier España ha dicho que…
¡felicidades!
Adriana ha dicho que…
te leo y se me antoja bloggear también, pero eso te lo dejo a ti... muy divertido leerte como siempre!