Ni de aquí ni de allá

POR Karini Apodaca


No lo levantes! Grito mi madre cuando estaba a punto de recoger el polluelo que piaba desvalido en el suelo. ¿Por qué no? Respondí, mientras la cría, panzona y con uno que otro plumín abría el pico, para seguir su clamor.

Porque es un agrarista, y si lo tocas su madre ya no lo levantará porque lo contaminaste con tu aroma.

A casi tres años de vivir en ésta gran ciudad, mi acento tapatío aún me delata, vivo en una ciudad que no es la mía y la que es mi ciudad, no me reconoce ya.

Contaminada. Quedé invadida del aroma a vida corriendo y de la facilidad que aquí encontré para ser tal cual soy. No son ideas mías, las mujeres y hombres que las habitan son diferentes en sus costumbres y no creo que un día se igualen.

Meses adelante me encontré el polluelo de una cocochita, ésas aves que son como palomas callejeras, sonriente llegué a casa con ella entre las manos, mi mamá sentenció "No te vayas a llenar de gorupos". No, respondí, y rápido le construí un lecho. Después de horas de tratar de alimentar al pollo ese, con asco vi, como le salía una larva del orificio de la nariz. No me atreví a contárselo a nadie, porque sabía que inmediatamente mi adopción iría al bote de basura.

Fueron dos o tres noches de desvelo, esperando, guardando la esperanza de verla crecer. No sucedió, una madrugada de tantas la encontré gélida y petrificada. Y es que eso de tener mascotas que uno reivindica como que se trae desde niño, algunos lo pierden con los años y otros conservamos el secreto anhelo de que nuestra victima hallada se fortalecerá, y que gracias a nosotros un día será fuerte. Gran engaño el nuestro, pero escarbando, más que engaño, que necesidad de seguir sustentando esa egolatría que tan alto costo tiene.

Comentarios

Stilgar ha dicho que…
Bello como todo lo que sale de tu pluma y mano, no dejes de ser el oasis que representas para mi, en este desierto de almas que es; este caótico mundo.

Quedo a tus pies...
Anónimo ha dicho que…
te amo
Amaranta ha dicho que…
quien eres?